La morosidad no es solo un grave problema para Hacienda, sino que afecta gravemente a muchas empresas, ya que incide directamente en su liquidez y en su solvencia. El retraso en el cobro de facturas puede afectar al patrimonio y producir un desajuste en los ingresos, por lo que es importante prevenir y saber cómo actuar ante la morosidad.
¿Cómo prevenir la morosidad?
Es más importante la prevención que tomar medidas cuando la morosidad ya ha aparecido. Cada caso es particular y necesitará unas medidas concretas pero lo más importante es conocer al cliente y conocer su solvencia.
Recuerda examinar a fondo a un cliente antes de firmar nada ya que así evitarás muchos problemas. Si se trata de una persona física, puedes averiguar su solvencia solicitando: contrato de trabajo, nóminas o declaraciones de IRPF y/o patrimonio. En el caso de una persona jurídica o de un autónomo puedes solicitar declaraciones del Impuesto de Sociedades, IVA e IRPF.
Por otro lado, puedes solicitar información en el Registro Mercantil, público para cualquiera que lo necesite, y en el Registro de la Propiedad que, para acceder a la información, necesita interés legítimo. En el Registro de la Propiedad puedes pedir índices de titularidades para conocer los inmuebles que poseen una persona o notas simples para saber las características y cargas de esos inmuebles. En el Registro Mercantil puedes pedir notas simples de sociedades mercantiles y tendrás acceso a datos como: capital social, domicilio, administradores, etc. En ambos casos, la información se puede pedir presencialmente en el Registro o a través de internet.
Sigue estos pasos a la hora de prevenir la morosidad:
- Pide garantías. Si una vez hecha la investigación sobre tu cliente tienes dudas sobre si va a tener capacidad económica para pagarte, puedes pedir garantías. En el aval bancario, una entidad bancaria se comprometerá a pagar si el avalado no lo hace. En el aval personal, una tercera persona más solvente avala el cumplimiento del contrato.
- Si no estás seguro, no contrates. En el caso en que no tengas claro si tu cliente va a poder pagar, lo más aconsejable es que no contrates para evitar problemas de impago en el futuro.
- Solicita pago por adelantado o provisión de fondos. En el supuesto de prestación de servicios o de venta de productos, otra forma de asegurar el pago es pedir que te paguen antes de comenzar los servicios o de entregar los productos, ya sea la totalidad del precio o una parte.
¿Cómo lograr el cobro de morosos?
En el caso en que ya tengas una deuda y quieras lograr el cobro de morosos:
- Comprueba la deuda. Debes estar seguro de que la deuda existe y del importe que tiene. En ocasiones se pueden producir errores y es necesario encontrarlos antes de reclamar.
- Llama a tu deudor. Con el importe de la deuda llama a tu cliente, pregúntale qué ha ocurrido y acuerda un plazo de pago.
- Envía una reclamación por escrito. En el caso en que hayas acordado un plazo de pago y el deudor incumpla, llama una segunda vez y, si ves que no hay solución o que se retrasa mucho el pago, envía una reclamación por escrito. Puedes enviar inicialmente un email sencillo y si en unos días no recibes respuesta o no te pagan puedes enviar un burofax con acuse de recibo y contenido. Se trata de una forma de enviar comunicaciones a través de correos que tiene el valor legal de acreditar el contenido y la recepción.
- Consulta con un abogado. Siempre es preferible contactar con un abogado especialista para que éste gestione la reclamación extrajudicial.
- Inicia acciones judiciales. Si realmente la vía amistosa se agota y no has logrado el pago, puedes plantearte el inicio de acciones judiciales a través de un procedimiento monitorio si la deuda está documentada. No obstante, siempre es importante agotar todas las posibilidades de alcanzar un acuerdo.
Para evitar la morosidad lo mejor es prevenir. En el caso en que tengas facturas impagadas, tendrás que agotar la vía amistosa antes de recurrir a las acciones legales para evitar el gasto de tiempo y de dinero que supone un juicio.