Los niños están sometidos cada vez a más presión y eso hace que ciertas conductas como el acoso se estén volviendo tristemente frecuentes. En este sentido es importante concienciar a los más pequeños de la importancia de respetar a los demás, pero también deben aprender que si son acosados por un insultador o alguien les amenaza deben comunicarlo inmediatamente a los adultos para solucionar el problema.
Puede parecer que un insulto no tiene importancia, pero ciertos insultos pueden llegar a causar graves daños en la autoestima de la persona que los recibe. De ahí la importancia de poner fin a este tipo de situaciones.
¿Es el insulto un delito?
Nuestra Constitución reconoce el derecho a la libertad de expresión, pero está claro que esta libertad no es absoluta y tiene su límite en los derechos de los demás. El Código Penal no regula como delito el insulto, pero si hace referencia a las injurias, que son expresiones que pueden ofender o atacar la dignidad de otras personas.
Con esta regulación lo que se pretende evitar es que una persona pueda insultar a otra y quedar impune. No obstante, hay que matizar que para que el insulto constituya una injuria debe ser grave (apreciación que corresponde hacer a los órganos judiciales).
Ahora bien, cuando un niño recibe insultos que causan daño en su dignidad y autoestima lo normal es que los mismos provengan de otros niños. Si son mayores de 14 años se podrá actuar contra ellos en vía judicial, aunque en este caso no se les impondrán las penas previstas en el Código Penal, sino las que indica la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, de responsabilidad penal de los menores.
En caso de que esos niños sean menores de 14 años, serán inimputables, por lo que no se podrá actuar penalmente contra ellos.
¿Cómo actuar frente a un insultador?
Si un menor de edad está recibiendo insultos por parte de otro lo normal es que esta acción se considere como parte de una conducta de bullying.
Antes de actuar para buscar soluciones es recomendable recoger pruebas. Por ejemplo guardar mensajes con insultos que el menor esté recibiendo en su móvil o en las redes sociales o buscar testigos.
El siguiente paso es comunicar lo que está ocurriendo al centro escolar. Lo normal es que en estos casos se ponga en marcha un procedimiento de actuación preestablecido para intentar poner fin al problema.
En la gran mayoría de los casos, cuando se produce la intervención por parte de los adultos y se toman medidas como la expulsión de los agresores, el problema se suele solucionar.
¿Qué ocurre si el colegio no hace nada?
En caso de que después de denunciar la situación de acoso que sufre el niño ante el colegio el mismo no tome medidas, los padres pueden tienen varias alternativas.
Se puede solicitar a policías especializados en acoso escolar que se reúnan con el director del centro. Si esto no funciona se debe comunicar la situación a la Inspección de Educación, a la fiscalía de menores y si después de todo el centro sigue sin reaccionar habrá que denunciar al colegio por incumplir con su obligación de velar por la seguridad de sus alumnos.
¿Y si la actuación del colegio no es suficiente para poner fin al problema?
En aquellos casos en los que el colegio tome medidas pero aún así no sea suficiente para poner fin a la situación de acoso e insultos, los padres deben plantearse la posibilidad de denunciar a aquellos menores que están insultando y seguir los cauces de un procedimiento penal.
Es normal que cuando un menor es acosado los padres también se sientan un tanto perdidos con respecto a lo que tienen que hacer, por lo que en estos casos es importante dejarse asesorar por especialistas en Derecho, que se encargarán de indicar los pasos a dar en cada momento para poder solucionar la situación de la mejor forma posible.
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